Tus calzones sin Montmartre
No cuelgues tus calzones en la ventana, amada mía.
Si vivieras en Montmartre, vaya y pase todavía.
Pero estás aquí, al Sur del Sur, y no eres
ni la amante, ni la novia de un artista
de vanguardia o decadentista.
No cuelgues tus calzones en la ventana, amada mía,
exhibiendo tus miserias y las mías.
Los calzones en Montmartre, amada mía,
tienen otro color, hablan de bohemia,
donde la mugre es otra mugre;
y aunque rotos por el viento
hacen pensar en el artista, el proxeneta o su amante,
y su amor de hipadas orgías;
donde todo, hasta el sudor es poesía.
Los calzones en Montmartre, amada mía,
son, ya lo he dicho, distintos a los tuyos
colgados de nuestra ventana tercermundista.
Tus calzones sin Montmartre, amada mía,
dan pena, o peor, dar risa.
Triste espectáculo, caricatura atroz de nuestras vidas.
Son calzones, nada más, colgados como andrajos sin poesía.
No están -cuesta decirlo, amada mía-
ni en Montmartre, ni en Montarnasse, ni en Venecia;
ni siquiera en la maloliente y promiscua Boca bonaerense.
Están aquí, al Sur del Sur, interior del interior
más ruin y chato; el balcón del fondo de América Latina.
Aldo
Roque Difilippo
Isla
Negra 9/369
casa de poesía y literaturas
enero
– 2014-
Lanusei,Italia